Prefiere áreas
relativamente abiertas (sin bosque o matorral densos) y, sobre todo, zonas
montañosas con precipicios. Evita los ambientes fríos, y puede criar desde una
altitud superior a los 2.000
m hasta el nivel del mar, en roquedos. Suele habitar en
estepas, desiertos y zonas semidesérticas.
Es una especie migratoria.
El
alimoche se comporta, mayoritariamente, como una especie estival en nuestro
país, excepto las poblaciones de Baleares y Canarias que son sedentarias. Los
ejemplares españoles pasan el invierno en diferentes regiones del África
subsahariana, para lo cual cruzan el estrecho de Gibraltar entre mediados de
julio y mediados de octubre; la vuelta a las áreas de cría tiene lugar desde
principios de febrero hasta mediados de abril con un máximo en marzo, época en
la que las parejas vuelven año tras año a su zona habitual para tomar posesión
de su nido y comenzar la restauración. No son aves sociales, por lo que una
pareja cría a bastante distancia de otra.
Antes
de emprender la migración postnupcial, algunos alimoches se reúnen en
dormideros comunales, donde se congregan ejemplares de todas las edades. Estos
dormideros se emplazan en árboles cercanos a mataderos, granjas avícolas,
muladares o vertederos con abundantes recursos tróficos y se mantienen activos
hasta bien entrado el verano.
Algunas
zonas de la península son núcleos de asentamiento temporal de juveniles
procedentes de Francia, ya que la gran tendencia a retornar a las inmediaciones
del lugar donde nacieron impide su fijación permanente en esta zona.
En España se reconocen
seis núcleos principales:
-
Cordillera Cantábrica, Pirineos, Sistema Ibérico, Sistema Central y
valle del Ebro
-
Arribes del Duero, Extremadura y Sierra Morena
-
Sierras de Cazorla y Segura
-
Sierras gaditano-malagueñas
-
Baleares
-
Canarias
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