Grupo Divulgativo sobre los Buitres de la Península Ibérica: Quebrantahuesos

El quebrantahuesos no suele esperarse a la formación de térmicas para lanzarse a volar, si no que en cuanto comienzan las primeras luces comienza a rastrear su territorio pegado a las laderas de las montañas. Cuando ha perdido mucha altura comienza a elevarse en círculos muy estrechos y cuando ha ganado el nivel que le interesa toma una trayectoria rectilínea, dejándose caer paulatinamente con un movimiento de alas que le caracteriza y que consiste en un aletazo profundo, uniendo los extremos de las rémiges por debajo del cuerpo. Si el viento es fuerte se sirve de él para elevarse poniéndose a volar en contra, quedándose casi parado en el aire, con lo que consigue ganar altura como si se tratase de una cometa sostenida por un hilo.

Cuando observa por ejemplo a un águila real cazando comienza a seguirla guardando las distancias, si el águila consigue cazar alguna pieza, cuando va con esta entre las garras y volando el Quebrantahuesos comienza a hostigar insistentemente dando pasadas alrededor del águila llegando a darle fuertes aletazos, hasta que consigue que el águila suelte la presa y rápidamente el quebrantahuesos se lanza sobre ella cogiéndola con sus garras y haciendo que el águila se marche.

La silueta de vuelo de los quebrantahuesos adultos es inconfundible. Visto desde abajo se le aprecia una cabeza pequeña pero saliente y anchas alas terminadas en punta, pero lo que verdaderamente destaca es su amplia y larga cola con forma sub-romboidal muy puntiaguda, única aunque un poco similar a la del alimoche. Con fuerte luz destaca su cuerpo claro y las alas oscuras.

Juvenil (De 0-12 meses):

Iris marrón oscuro, coloración del plumaje oscura y uniforme, ausencia de fallos en primarias y secundarias (plumas anchas). En la espalda, triángulo blanco (escudete).

Joven [De 1-3 años]:

Cabeza y cuello oscuros, iris amarillo, plumas de pecho y vientre moteadas y aspecto dentado de las alas, con fallos en el plumaje. Mantiene el escudete.